Una vez en nuestro “PALCO”, lo primero que nos llamo la atención fue la larga recta antes de la curva, una recta de 700mts para llegar a una curva que se traza en primera, vaya entradas, tres, cuatro pilotos en paralelo, retrasando la frenada a tope para ser el primer en entrar, aquel que entraba primera tenia ventaja para las siguientes trazadas, ya que empieza una serie de curvas que hacen complicado los adelantamientos, estas curvas tienen su epicentro en PELUQUI, la mejor zona del circuito y la más animada, donde se concentran los mas “carbonillas” donde siempre se paran los pilotos una vez terminada la carrera para saludar y quemar alguna rueda, ya lo dijo ALEX CRIVILLE, “es impresionante el año que gane delante de DOOHAN, oía los gritos de la gente mientras trazaba las curvas”.
A pesar de todo lo sufrido la noche anterior, tenia unas sensaciones curiosas, emoción, hormigueo en el estomago, alegría,¿ os suena de algo?, si creo que me estaba enamorando de las carreras de motos y todavía me faltaba por ver a las de mayor cilindrada, aquellas donde ves a dos pilotos llegando a DRY SACK a mas de 250KM/H, para empezar una frenada imposible, donde unas veces se bloquea la rueda delantera y la trasera se levanta casi 10cm del suelo y otras veces, empiezan una larga derrapada , entrando dos pilotos cruzados en la curva, jugándose el tipo con esas motos de 500cc y dos tiempos, sin ayuda electrónica, tan solo las sensaciones del piloto y el buen tacto de la muñeca, cuantas veces les he visto volar por encima de la moto al perder el control, golpes que hacían presagiar una lesión segura y que finalmente en la mayoría de los casos se traducía en un buen revolcón.
Así entre frenada y frenada, se nos pasó la mañana sin darnos cuenta de la hora hasta que llego el final y la partida resultaba inevitable, todavía quedaba tiempo para ver algo del campeonato del mundo de Sidecar, una tradición poco extendida en España pero que cuenta con un buen numero de aficionados fuera de nuestro país.
La vuelta más de lo miso, kilómetros y kilómetros, carreteras de doble sentido, paradas cada vez mas largas, etc. hasta que finalmente pasadas las 12 de la noche llegamos a Madrid, rotos del cansancio, pero con la satisfacción y alegría que nos había producido el viaje.
Aquellos locos que emprendieron el viaje, fueron los primeros de una larga lista de amigos que los años posteriores acudían en panda a disfrutar de los grandes premios, iban montados sobre motos tan distintas, como la KAWASAKI GPX 600, YAMAHA RD 350, y SUZUKI GS 500, aquellos eran amigos desde niños y lo seguirían siendo durante largos años.
Gracias por su colaboración a David Maroto
¡Que me pongo! 